El renting supone un gran ahorro económico para las empresas frente a otras formas de financiación como el leasing o los préstamos.
En una financiación al uso, además de las cuotas periódicas habría que añadir otros gastos como son: comisiones, gastos de gestoría, impuestos, averías, revisiones y mantenimientos, etc. Con el renting se paga una cuota fija mensual en la que están incluidos todos los servicios contratados. Para una empresa es una gran oportunidad para ahorrar muchos trámites engorrosos y simplificar la gestión de sus bienes obteniendo además servicios de calidad.
El renting es el arrendamiento de bienes consistente en que el arrendador cede al arrendatario el uso o disfrute de un bien mueble o inmueble a cambio de una contraprestación consistente en el pago periódico de unas cuotas. En ese contrato se pactan también una serie de servicios complementarios con relación al bien, sin que contenga opción de compra alguna a favor del arrendatario. El plazo normal de duración de un contrato de este tipo está entre los 2 y los 5 años.
Características específicas del renting
El renting es solamente un alquiler que no incluye opción de compra y en el que está incluido el mantenimiento. El arrendatario tiene la obligación de devolver el bien a la finalización del contrato aunque no hay establecidos plazos mínimos de duración.
El bien no tiene que quedar afecto a la actividad empresarial o profesional del arrendatario y no se refleja en el balance del arrendatario. La totalidad de la cuota, en principio, tiene consideración de gasto fiscalmente deducible.
El alquiler lo pueden realizar todo tipo de personas físicas y jurídicas sin restricción y supone un servicio integral que abarca todos los aspectos relacionados con el uso del bien al que afecta.
El procedimiento que se sigue para comercializar el producto es que la compañía de renting compra el bien nuevo y a solicitud de su cliente lo pone a disposición de éste por un plazo de tiempo determinado y con todos los gastos incluidos.